El trauma no siempre se recuerda, pero siempre se siente

El trauma no siempre se recuerda, pero siempre se siente

 

Muchas personas piensan que el trauma es solo aquello “extremo” que aparece en las noticias. Sin embargo, el trauma no siempre deja cicatrices visibles. A veces, se guarda en el cuerpo y la mente de maneras silenciosas… pero profundas.

En este blog  te comparto qué es el trauma, cómo puede estar afectando tu vida hoy y por qué muchas veces no lo recordamos con claridad.


¿Qué es el trauma realmente?

El trauma es cualquier experiencia que te sobrepasó emocionalmente y que tu sistema nervioso no pudo procesar del todo.

No se trata solo de grandes eventos como un accidente o una catástrofe natural. También puede ser:

  • Haber crecido con un padre o madre emocionalmente ausente.
  • Haber sufrido bullying o críticas constantes.
  • Que hayan invalidado tus emociones una y otra vez.
  • Haber sentido que no eras suficiente, sin importar cuánto intentaras.

El trauma no siempre regresa como un recuerdo consciente, sino como una reacción automática: ansiedad, hipervigilancia, aislamiento, tensión corporal, dificultad para confiar… El cuerpo y la mente responden como si el peligro siguiera ahí.

Y aunque hayan pasado años, esa herida no deja de sangrar internamente hasta que se le da atención.


¿Cómo puede estar afectando tu vida hoy?

Tal vez ya no estás en el entorno que te hizo daño, pero tu cuerpo y tu mente pueden seguir funcionando desde el “modo supervivencia”.

Estas son algunas señales de trauma no resuelto:

  • Terminas en relaciones donde te vuelven a herir de formas similares.
  • Te cuesta regular tus emociones: cambios de humor intensos, impulsividad, enojo.
  • Sientes que no vales lo suficiente o te cuesta poner límites.
  • Vives en constante sobreanálisis o perfeccionismo.
  • Te cuesta conectar con tus emociones o identificar qué sientes.
  • Tienes dificultades para confiar o establecer vínculos sanos.

Estas respuestas no son “fallas” tuyas. Son adaptaciones que desarrollaste para sobrevivir. Y eso tiene mucho mérito.

Pero ahora que el peligro pasó, es posible aprender nuevas formas de estar contigo y con los demás, desde la seguridad.


¿Por qué no te acuerdas de lo que viviste?

Una de las consecuencias más comunes del trauma es la pérdida de recuerdos, especialmente si ocurrió en la infancia. Esto puede deberse a varias razones:

  1. Mecanismo de protección: Tu cerebro puede haber bloqueado ciertos recuerdos para evitar que te sintieras abrumado/a.
  2. Impacto neurobiológico: El trauma puede alterar zonas como el hipocampo y la amígdala, interfiriendo en la forma en que se almacenan y recuperan los recuerdos.
  3. Etapa del desarrollo: En la infancia, el cerebro aún está madurando. Por eso, muchas experiencias traumáticas no se procesan de forma narrativa, sino corporal.
  4. Modo supervivencia: En situaciones traumáticas, el cuerpo se enfoca en “sobrevivir”, no en recordar.
  5. Mecanismos de defensa: Como la represión o supresión, que guardan recuerdos dolorosos en lo inconsciente.

Aunque no lo recuerdes con claridad, tu cuerpo sí recuerda. Y eso puede manifestarse en síntomas físicos, emocionales o en patrones relacionales que se repiten.


¿Qué puedes hacer ahora?

Si sientes que algo de lo que leíste resuena contigo, aquí hay algunas cosas que puedes intentar:

  • Mira fotos antiguas: Las imágenes pueden despertar memorias sutiles. Observa detalles: tus gestos, el entorno, los objetos.
  • Revisita lugares de tu infancia: A veces, los sonidos, olores o paisajes pueden ayudarte a conectar con tu pasado.
  • Habla del tema con alguien de confianza: Conversar con personas que compartieron tu infancia o con un terapeuta puede ayudarte a darle forma a tus recuerdos.
  • Busca acompañamiento profesional: Un proceso terapéutico te permite hacerlo en un espacio seguro, a tu ritmo y sin juicio.


Reconocer el trauma es un acto de valentía. Y también es el primer paso hacia la sanación.
No necesitas tener “pruebas” para validar lo que sentiste.
No necesitas recordarlo todo para saber que dolió.

🧡 Tu historia importa, tu dolor importa, y tu proceso de sanación también.

Aunque nadie te crea. Aunque no puedas recordar todos los detalles. Aunque ahora mismo te sientas mejor... sigue siendo válido.

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