No todas las depresiones son iguales

No todas las depresiones son iguales

¿Qué es la depresión?

Muchas veces usamos la palabra “depresión” para hablar de estar tristes o desanimados. Pero la depresión clínica es mucho más que eso: es un trastorno del estado de ánimo que afecta profundamente la forma en que pensamos, sentimos, actuamos y nos relacionamos con el mundo. No es una debilidad ni una exageración. Es una condición seria que necesita comprensión y tratamiento.

La depresión no es un invento

Antes de contarte los distintos tipos de depresión que existen, quiero dejar algo muy claro:

  • La depresión no es algo que las personas se inventan.
  • No se puede simplemente “superar” con ganas o pensamientos positivos.
  • Es una enfermedad real, reconocida clínicamente y muy común.
  • Muchas personas con depresión pueden parecer funcionales: trabajan, cuidan de sus familias, sonríen. Pero internamente están librando una batalla diaria.
  • No están buscando atención, ni son flojos, ni ingratos.
  • Y tener un “buen día” no significa que ya estén curados.
  • La depresión puede afectar a cualquier persona, sin importar edad, nivel económico o educación.
  • Las personas con depresión no están locas. Están pasando por algo muy humano que merece ser atendido con respeto y cuidado.


No todas las depresiones son iguales

El término “depresión” abarca distintos tipos, cada uno con sus características. Aquí te explico algunos de los más importantes, según el manual diagnóstico DSM-5:


1. Trastorno de depresión mayor

Es el tipo más conocido. Implica una combinación de síntomas como tristeza profunda, pérdida de interés o placer por las cosas, fatiga, alteraciones del sueño o apetito, dificultad para concentrarse, sentimientos de culpa o inutilidad, e incluso pensamientos de muerte.

Estos síntomas deben durar al menos dos semanas y afectar seriamente la vida diaria.


2. Trastorno depresivo persistente (distimia)

Aquí hablamos de una depresión más “silenciosa” pero duradera. El estado de ánimo es bajo casi todos los días, durante al menos dos años. Muchas veces, quien la vive se acostumbra a sentirse así y lo normaliza, pero sigue afectando su autoestima, energía, relaciones y concentración.


3. Trastorno disfórico premenstrual

Este tipo de depresión afecta a algunas mujeres en los días previos a la menstruación. No se trata de un simple síndrome premenstrual: aquí hay cambios intensos en el estado de ánimo, ansiedad, irritabilidad, llanto, y síntomas físicos como hinchazón o dolor, que interfieren con el día a día.


4. Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo

Aparece en niños y adolescentes. Se caracteriza por estallidos de ira desproporcionados y un estado de ánimo irritable casi constante. Es importante no confundirlo con una mala conducta ocasional: aquí hablamos de una alteración profunda del manejo emocional.


5. Trastorno depresivo inducido por sustancias o medicamentos

A veces la depresión aparece después del consumo de drogas, alcohol o ciertos medicamentos. Si los síntomas empiezan poco después del uso o abstinencia, puede tratarse de este tipo de trastorno.


6. Trastorno depresivo debido a otra afección médica

En este caso, los síntomas depresivos son causados directamente por una enfermedad física, como problemas hormonales (hipotiroidismo, por ejemplo), enfermedades neurológicas o incluso cáncer.


7. Otro trastorno depresivo especificado

Esta categoría se usa cuando hay síntomas depresivos importantes, pero no encajan completamente en los criterios de los otros tipos. Por ejemplo: una depresión muy breve pero intensa, o con síntomas incompletos, pero igual de incapacitante.


¿Y qué hay de la ansiedad, la irritabilidad o la mezcla de emociones?

Muchas veces, la depresión viene acompañada de ansiedad intensa, o puede manifestarse con síntomas “mixtos”, como momentos de euforia o energía inusual (sin llegar a ser manía). Estos matices ayudan a ajustar el diagnóstico y el tratamiento.




La depresión tiene muchas caras. A veces se ve como llanto o tristeza, pero otras veces como cansancio, irritabilidad o aislamiento. No es debilidad. No es drama. No es flojera. Es un trastorno que merece atención y acompañamiento profesional.

Pedir ayuda no es un signo de derrota, sino un acto profundo de valentía.

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